Oh là là, salut Paris!

Fue una sorpresa, una tremenda e increíble sorpresa. Francia, específicamente Paris, nunca fue el número uno en mi lista de lugares por visitar, y no porque no quisiera ir -Dios, ¿quién no quiere conocer Paris?- sino porque me parecía algo remoto y fuera de mis posibilidades -al menos en lo que era el futuro inmediato-. Además, también lo veía como un cliché, como la respuesta número uno a ¿qué lugar te gustaría conocer? Y yo quería sentirme original jamás diciéndolo.

Y entonces, cumples dos años de noviazgo con el hombre más maravilloso que has conocido jamás, y a través de una video llamada te dice así, casual, que tu regalo de aniversario no es sólo la conmovedora cartita que recibiste por correo, que un viaje a Paris te está esperando también.

Te preguntas si: a) ¿escuchaste bien? b) ¿es una broma -y debes parecer fría y decir que lo único que te importa es su amor-? Pero lo único que haces es quedarte callada por unos segundos, esperando una risa, o quizás, y sólo quizás, una confirmación.

Llega. Lo repite y entonces sabes que es verdad, que irás a Paris con el amor de tu vida. Pero ¡que cliché!

¡Que maravilloso y bendito cliché!

***

Viajamos 8 horas de noche desde la Haya hasta Paris en un autobús de Eurolines -la estación está a 2 min. desde la casa de Fco.-. No fue el viaje más cómodo que hemos tenido -y vaya que hemos hecho viajes largos en autobús, 15 h Mazatlán-, pero no estuvo mal.

Llegamos a las 7 de la mañana a una de las estaciones remotas del metro de Paris y aunque las maquinas para comprar boletos están en varios idiomas, incluído el español, retrasamos la fila -que era laaarga- como por 5 minutos porque simplemente no le hayábamos el modo a la maldita cosa, pero lo logramos.

Metro de Paris, del que ya les hablaré en próximas entradas

Llegamos a nuestro hotel, que por ser temporada baja y encontrarse también considerablemente lejos del centro de Paris salió muuy barato para estándares parisinos, además de que resultó muy acogedor y excelente para descansar después de nuestras fatigantes caminatas. La lejanía no fue un problema porque el metro de Paris es una enorme telaraña que lo conecta todo, absolutamente todo.

Y después de dejar las mochilas, regresamos al metro para iniciar nuestra aventura.

Aquí quiero hacer una pausa para agradecer infinitamente a Maxime -sí el mismo de la entrevista- por todo el tiempo y el esfuerzo que invirtió en hacerme un magnífico regalo: una guía turística confeccionada específicamente para nosotros, que fue como nuestra biblia durante el viaje.

¡GRACIAS MAXIME! Nos ayudaste muchísimo a tener un viaje inolvidable

Moríamos por ver la ciudad. Toda la ciudad. Así que nos dirigimos al mejor lugar: La tour Montparnasse. ¿Porqué es el mejor lugar? No sólo porque es muy alta, sino porque en palabras de un francés: porque es el único lugar desde el que no se ve -la misma torre Montparnasse-, tan chistosos, ellos ;).

Aquí la pobre, tan poco apreciada por los franceses. A mi me gustó, nos regalo increíbles vistas.

Primero llegamos a un piso con grandes ventanas desde las que puedes ver la ciudad y en el que hay información de los edificios que estás viendo. No necesité mucha ayuda para nombrar este:

Voilà! Nuestra primera visualización del ícono francés.


Pero las ventanas parecían rejas y casi de inmediato subimos al mirador, para quedarnos sin aliento.

Esta fabulosa foto es obra de Fco.<3

Aquí algunas vistas, en primer plano la primera dama: La Tour Eiffel

Paris es una mega ciudad, como la ciudad de México, y como ella también cubierta por su respectiva capa de contaminación.


Por haber sido Diciembre la ciudad luce más ciudad aún, sin gota de verde, se pinta de gris y de blanco.


Terminamos donde empezamos y con la firme convicción de que no podíamos continuar el viaje sin haber estado primero ante la torre Eiffel.


El único video -medio malito- que tomé en Paris -con tanto que ver y hacer simplemente olvidé tomar más-.



Bajando de la torre Montparnasse.


En su explanada.

Jamás terminaré de agradecerle por tanto.

Seguimos caminando, hacia el encuentro tan esperado, y por un momento nos sentimos en la ciudad de México. En serio, uno se siente en la Condesa, en Polanco o en las colonias que están por av. Reforma, y no es casualidad, Porfirio Díaz hizo bien su trabajo en su obsesión por recrear Paris en México.

No me digan que no les parece familiar?

Caminando y caminando encontramos una iglesia que no figuraba en nuestra guía, pero cuyo nombre me impulsó a insistir en entrar: Paroisse Saint François-Xavier, La Parroquia de San Francisco Javier.

La iglesia católica -como casi todas- ha hecho mucho mal, no hay discusión sobre ello, pero si hay algo que admirarle es la magnificencia con que ha creado sus templos -dejando de lado los medios muchas veces deshonrosos de los que se ha valido para ello-, que en general me parecen más obras de arte que otra cosa, por eso, y porque me gusta sentarme un ratito en las bancas, disfrutar del silencio y platicar un momento con Dios -no sé porque eso me sale mejor en un templo o en medio de la naturaleza-, me gusta mucho entrar en ellas.

Les platico algo brevemente, me gusta leer blogs de viaje, hay uno de una estadounidense casada con militar cuyo pelotón fue enviado a Alemania -no entiendo por qué hay ejercito de EUA en Alemania-, pero bueno, el punto es que se dedican a viajar por Europa, y me gustan mucho sus fotografías, pero casi me dio un infarto cuando descubrí que en varias de sus entradas había un común denominador: "en tal lugar no hay mucho que ver, sólo un montón de iglesias...", "no quisimos entrar -a La Sagrada Familia en Barcelona!!!!- porque una vez que has visto una iglesia, las has visto todas..." Bueno, pues la respeto, pero no comparto esa opinión, y espero que a través de estas imágenes les quede claro el porqué:


Me encantó ver un nacimiento, me recordó a tí mami, y al que pones todos los años.





A qué es bonita, ¿o no?

Recordando el objetivo, salimos entusiasmados y en el camino nos encontramos con la Iglesia de los Inválidos, que está penosamente cerca de la Tour Eiffel.

¿Penosamente? sí, porque en nuestro deseo de ver la torre inmediatamente, no entramos, lo dejamos para después -cosa que no pasó- y nos perdimos de ver nada más y nada menos que la tumba de Napoleón Bonaparte. Bueno, unas por otras.


La resplandeciente cúpula de la iglesia ordenada por Luis XIV para que la realeza asistiera a misa sin mezclarse con los soldados.


Aquí lo que fue el hotel de los inválidos, que Luis XIV mandó construir para el retiro de los soldados que habían servido a Francia durante más de 10 años, pero vergonzosamente, tampoco le prestamos demasiada atención.


Nos habían hechizado...


Como tomé muuuuuchísimas fotografías y no quiero que mueran en el olvido de mi computadora, tendré que dividir los tres días que pasamos en Paris en una miriada de pequeñas entradas.

Los quiero,

Pris

Comentarios

  1. Siiii las iglesias parecen verdaderos museos jajajaja, que bueno que tuviste la oportunidad de ir Pris, y gracias al cuñao que te llevo, siiii Fcooo sois mi cuñadooo jajajaa, lo que sea, alegrándome tu primera entrada de París y esperando con ansias las demás.

    Te quieroooooo

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  2. París será todo lo cliché que el mundo quiera, pero lo es por que vale la pena no? jajajaja y si como buena mega-metropoli necesita su capa de nata toxica XD
    Siento mucha tristeza por esas personas que piensan que todas las iglesias son iguales, por que asunto aparte de mis impresiones sobre las religiones, los templos siempre intentan ser lo mejor posibles, y en el caso de las iglesias vaya que lo logran!
    espero próximamente más de Paris ;)

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  3. Jajaja, ya después se van a cansar! Pero estoy trabajando como mono de laboratorio para complacerlas ;)

    -Espero no haber ofendido a ningún mono :(-

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  4. No maaaa! esta hermosisimo!
    las fotos son preciosas, aunque supongo que estar ahi es mucho mejor (obviamente)
    es feo pensar que esa señora (y mucha gente más) piense que todas las iglesias son iguales. Tal vez en cuestión de religión (lo que te enseñan) pueda parecer lo mismo, en el sentido de que es la misma creencia sea transmitida donde sea, pero en cuestión arquitectónica obviamente varía dependiendo de la zona, si es mayoritaria, si está penada, etc.... así que... visítalas, son maravillosas, algunas mejores que otras pero siempre encontrarás elementos que llaman la atención.
    esperaré con ansias las siguentes fotos!!!
    un abrazo :)

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