La vida diaria en extrangia

Haciendo del mundo mi hogar

 -que en todos lados sale el sol, o por lo menos hay puestos de flores-

Y es que no nos hagamos, hay un punto en el que uno deja de estar de viaje  aunque siga sin estar en su país.

¿Cuál es ese punto?  Y cuando lo alcanzas ¿en qué te conviertes?

¿Es acaso el tiempo?

Podría ser, aunque Francisco y yo lo hablamos, y no creemos que sólo sea el tiempo, puedes pasar años en un viaje –Charles Darwin,  5 años en el Beagle, por ejemplo-.

¿La ocupación?

No necesariamente, hay personas que pueden viajar porque consiguen trabajos temporales en los lugares que visitan, y sin embargo pues siguen estando de viaje.

¿El lugar de residencia?

Creemos que muy probablemente este  podría ser uno de los factores principales. El hecho de contar con un lugar que puedes llamar “tú lugar”, no en un hotel, no en un hostal, no en la casa de un familiar o un amigo –aunque este último depende-, sino ese lugar donde puedes pegar postales en la pared, y donde puedes tener una planta real como compañera.

Supongo que no hay “un punto” sino un conjunto de factores que hacen que pasas de “estar de viaje” a ¿vivir en un lugar?

Vivir en un lugar implica una cierta rutina. Ya sé que asociamos “rutina” con algo horrible, doloroso y aburrido, pero no creo que deba ser así, una rutina no es más que algo que se repite. Como el amanecer y el atardecer ¿y acaso alguna vez dejan de ser gloriosos?

Pero bueno, uno que no es el sol, pues hace cosas más de humano, como ir a comprar comida para la semana, asistir a clases de lunes a viernes, limpiar la habitación cuando hasta para uno resulta incómoda la cantidad de pelusa en la alfombra… acciones cotidianas que no haces cuando estas de viaje.

En fin,  yo sólo sé  que yo pasé el límite y no, la mayor parte del tiempo no estoy de viaje:

Vivo en extrangia*

Y voy al super, y  a la escuela y he limpiado 2 veces mi habitación –sí, ¡esa alfombra es buena! puede esconder la pelusa de mi susceptibilidad hasta por dos meses-.

Así que esta es la sección dedicada a reivindicar esas pequeñas cosas diarias que no sé por qué cobran más significado cuando no estás en tu país -¿bueno pues, estás o no de viaje, eres o no una viajera?

Me confieso ignorante de la respuesta. Pero si sé que estoy inmersa en una cultura ajena a mí usual, que hasta el día a día es de alguna forma diferente.

Espero que a través de esto abramos más los ojos a las maravillas que están ahí, en el camino de todos los días al mercado, al trabajo, a la escuela, en el metro…

¡La belleza está en todas partes queriendo ser descubierta,  sólo hay que abrir los ojos, sólo hay que querer verla!

{Encuéntrala en las calles, en tu casa.
Compártela con la gente que amas -y no necesariamente mediante redes sociales.
Disfrútala, y que se note ¡Sonríe!}

Pris

Púchale aquí para ver mis aventuras diarias en Geordiland (acá, Newcastle upon Tyne ;)

*{Extrangia fem. el extranjero: Término acuñado a finales del siglo XX por la Diseñadora gráfica, adivina y aventurera Giselle (Asclepius) Varela. Dícese del territorio extranjero - fuera de México- en su conjunto e indefinición. Usualmente remplazado por la misma creadora por “chinchurín”, de la frase “hasta chinchurín”, un lugar increíblemente lejano e indeterminado. Véase Yatsiri... Bitácora de un viaje}