El que no busca, también encuentra o Un día por las calles de Belfast

Si hubiese un puente que cruzara el mar de Irlanda, estoy segura que llegaríamos en, hmmm, 5 horas manejando. Aunque Reino Unido se las ha arreglado para ser un país con un territorio dividido por mares, ahora, es más bien pequeño. 

El día que fuimos a Belfast, la capital de Irlanda del Norte, que es uno de esos pedacitos de tierra que la corona inglesa se robó de otro país, y que ha conservado hasta ahora, no teníamos muchas expectativas. Las opiniones en Internet no eran favorecedoras y nosotros más bien llegamos ahí como a una parada para el siguiente destino. ¡Cuánta injusticia!

Nuestro día en Belfast permanece en nuestras memorias como uno de los más bonitos, interesantes y divertidos! 

Estas son algunas imágenes de aquel día 📸

Aunque no sabíamos mucho de su historia, Belfast nos recibió con lluvia y un cielo nublado, como para afirmar su pertenencia al Reino Unido... (aunque un irlandés me diría después que si no lloviera tanto no sería "la isla esmeralda", pero esa es otra historia).

El bus desde el aeropuerto nos dejó en el centro de la ciudad, frente al edificio del "City Council", en donde no dudamos en posar con nuestros coloridos paraguas. 




Y tomar una selfie, una vez que la lluvia cedió 😛

Entonces comenzamos a enamorarnos de la ciudad, primero a través de sus ciudadanos.

Fuimos a la oficina de turismo que está muy cerca del council a preguntar que podíamos hacer en nuestro día en Belfast y cómo llegar a nuestro hostal (aún con Internet, me gusta preguntar por consejos y direcciones, jajaja). Salimos con indicaciones y recomendaciones y aún así logramos desorientarnos.

Una mujer que nos vio señalando en direcciones opuestas, se detuvo a preguntarnos qué lugar buscábamos y nos puso en camino. No mucho más lejos, volvió a ocurrir, nos detuvimos sin saber muy bien qué dirección tomar, y un hombre que estaba parado esperando a alguien -nos dijo-, no sólo nos preguntó hacia dónde queríamos llegar, sino que caminó con nosotros como por 5 minutos hasta que no quedaba más que andar en línea recta para encontrar a nuestro destino.

No sé si quedó claro, pero nosotros no les preguntamos, ellos nos ofrecieron su ayuda! Los amamos!!😍💚

Dejamos nuestras cosas en el hostal y decidimos que empezaríamos por explorar nuestro punto de interés más lejano: El Titanic Belfast.

Nos pusimos en camino, esta vez GPS en mano, jajaja 

Belfast está llena de esculturas interesantes y graciosas, vimos un rebaño de ovejas, focas saliendo de agujeros en el suelo y cuando llegamos al río, encontramos esta que quizá fue nuestra favorita: un pez azul hecho de mosaiquitos, cada uno con una ilustración, o una historia diferente.


Una vez en el río es muy fácil ver el camino hacia el mar, hacia el Titanic.


Claro que antes nos enfrentamos a lluvia, viento y frío.


Así que poco antes de llegar, decidimos tomar un té y comer uno o dos pastelitos en una especie de bazar con artesanías y otros objetos que la gente local vende. Desde aquel lugar con vista al puerto, fue muy bonito ver llover y no mojarnos, jajaja.


Una vez recargados, caminamos un poco más y...


Ahí estábamos.


¿Qué qué tiene que ver Belfast con el Titanic?

El Titanic dejó el sur de Inglaterra desde el puerto de Southhampton, pero fue construído exactamente donde el museo en Belfast ahora se encuentra. En este lugar también se construyeron muchos otros barcos, pues eran las instalaciones de los talleres de la compañía Harland & Wolff que se dedica aún ahora a su construcción.


Ah, y en la parte de atrás, hay un pequeño establecimiento que ofrece algo así como surf o skii en agua. Val y yo los miramos durante un rato, muy entretenidos de ver a la gente caer en el agua fría, jajajaja 😈


No entramos al museo -bueno, sólo a la parte que es de acceso gratuito-, porque no queríamos pasar todo el día en su interior y el precio parecía elevado para sólo echarle un vistazo.

De cualquier forma aprendimos algunas cosas, hay algunos letreritos con información y en las afueras se puede ver aún un bote y visitar su interior!

Esos escalones que aparecen abajo se usaban -usan?- para construir las embarcaciones.


En el camino de vuelta al centro de la ciudad seguimos encontrando arte por todas partes -pero decidí dedicarle una entrada a eso, así que en esta no verán mucho más 😉. Aunque les dejo esta escultura "Beacon of hope" o "El fuego de la esperanza", un símbolo que nunca está de más.


También nos topamos con esto...


y hmmm, había que seguir el ejemplo 😎 jajaja


Verán que no parece que hicimos o vimos mucho, tal vez por eso nos gustó tanto. Seguimos a nuestros pies, nuestros estómagos y nuestra curiosidad, y siempre encontramos algo fascinante. Creo firmemente que Belfast tiene algo para todos, especialmente si uno se deja llevar.

Un trago a tu salud Belfast, y darle a la vida la oportunidad de sorprendernos!

Hasta la próxima,

Pris

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